Hace 16 años, caminé a través de “la tierra de nadie” que atraviesa el corazón de Nicosia, una franja de tierra donde el tiempo se detuvo desde hace 1974, cuando Chipre fue repartido. Por ambos lados de la carretera hay calles y edificios vacíos, parte de la llamada “línea verde”, una zona desmilitarizada y patrullada por la fuerza de paz de las Naciones Unidas en Chipre (UNFICYP).
El pasado miércoles el último intento para poner un fin a 43 años de la partición de Chipre comenzó en el pueblo suizo de Crans Montana. La Conferencia reúne a los principales protagonistas incluyendo los líderes de las comunidades distanciadas griega y turca en Chipre y representantes de las potencias garantes de Grecia, Turquía y Gran Bretaña.
Para todos, la conferencia representará un esfuerzo histórico para superar desacuerdos que han permanecido insalvables desde 1974, el año que Turquía tomó la parte norte de la isla en respuesta a un golpe de estado dirigido a unir Chipre con Grecia.
La necesidad de un acuerdo es urgente. Después de controlar la paz por 50 años, la ONU ha indicado que terminará su misión de paz en la isla, la operación de paz más larga del mundo, si las conversaciones se derrumban de nuevo. Como el Cyprus Mail informó "las dos partes tendrán que elegir entre, comprometerse para que garanticen un futuro común en un país compartido o seguir distintos caminos".