Quería contaros mi experiencia hablando español durante mi crucero reciente. Claro, solo hablé con personas que suelen tratar con turistas, como dueños de tiendas, empresarios, guías turísticos, etc., pero muchos prefirieron mi español vacilante a que les hablara en inglés. Logré una conexión diferente con la gente cuando hablé español. Me ayudó a obtener información más directa. En el caso de mis compras, por ejemplo, me ayudó a conseguir un descuento en el precio de los recuerdos.
Una de mis mejores experiencias usando el español fue durante una visita a un pueblo indígena emberá en Panamá. Los emberá son una sociedad ribereña que vive en casas elevadas, con techos de palma y pisos de madera. Su economía de subsistencia gira en torno a la pesca, la caza y la agricultura a pequeña escala, especialmente de plátanos y yuca, y ahora, también del turismo. Hablan una lengua nativa, pero también dominan muy bien el español. Son un pueblo amable y educado que desea mantener su forma de vida, aunque se enfrentan a desafíos tanto del gobierno panameño como de la vida moderna.
Estaban encantados de compartir sus opiniones sobre su vida y sobre lo que les depara el futuro. Aunque al principio se resistían a aceptar el turismo, ahora lo ven como una forma de obtener ingresos para preservar su estilo de vida. Son críticos con otros pueblos indígenas que se resistieron, aunque admiten que es una decisión difícil y no quieren convertirse en un espectáculo.
Al final, sentí que disfruté mucho más de mis vacaciones al usar el español. Pude ir más allá de la versión edulcorada que suelen recibir los turistas cuando visitan un país extranjero.