En las últimas semanas, he oído dos historias en las noticias acerca de multas inusuales e imprevistas.
En primer lugar, antes de subir a un autobús, en vez de llevar su taza de café caliente en el bus, una mujer decidió verter una pequeña cantidad de café por el desagüe. Al ver esto, inspectores ambientales del Municipio de Richmond en Londres se acercaron para imponerle una multa de 150 libras.
En el segundo caso, una viuda quiso donar dos bolsas de la ropa de su difunto esposo al Ejército de Salvación. Sin embargo, el contenedor de reciclaje para la organización benéfica estuvo lleno, y por consiguiente ella dejó las bolsas junto al contenedor. La viuda fue multada con 300 libras.
En ambos casos hubo una indignación pública, las multas fueron rescindidas y los funcionarios del Consejo se disculparon por sus acciones desproporcionadas.
No obstante, leí un artículo interesante sobre el daño ambiental que causa el café si se desecha por el desagüe. 98 millones de tazas de café se consumen por día en el Reino Unido. Si el café se vierte por los desagües, se añade a los niveles de cafeína que están presentes en aguas residuales domésticas. La cafeína no se descompone ni rápidamente ni fácilmente y se considera un contaminante emergente.
Es posible leer más en los siguiente enlaces:
Why you should never pour coffee down the drain | The
Independent
Richmond Council U-turn on £150 fine for coffee poured in drain - BBC
News