El domingo pasado, tanto en en mi apartamento en Puerto Pollensa, y otra vez al volver a Bridge of Allan aquella misma tarde, le di la vuelta a los relojes para entrar en el horario de invierno. No me molestó hacerlo dos veces ya que, a diferencia del horario de verano, ganamos una hora más en la cama.
Avanzamos los relojes una hora a finales de marzo y los retrasamos una hora a finales de octubre. Esta práctica empezó al principio del siglo veinte para aprovechar al máximo de la luz natural y para conservar más energía. Es verdad que en aquella época mucha gente trabajaba en el campo o en sitios como las fábricas que apenas si tenían luz eléctrica. Ahora que estamos en pleno siglo veintiuno tenemos muchos remedios para generar luz y energía. Nuestra manera de trabajar ha cambiado también. La mayoría ya no trabaja al aire libre sino en oficinas, tiendas y fábricas. ¿Entonces es realmente necesario dar la vuelta a los relojes dos veces al año?
En agosto de este año, el presidente de la Comisión de la Unión Europea anunció su intención de abolir la práctica de cambiar los relojes. Su decisión resulta de una encuesta online que muestra que la mayoría de los que participaron están en favor de mantener el horario veraniego durante todo el año. Jean Claude Juncker dijo que quería seguir los deseos del 80 % de los europeos que tomaron parte en la encuesta, los cuales votaron por librarse de la práctica. Sin embargo, no hay datos para verificar de dónde proviene el 80% o si hay mucha diferencia entre las respuestas de los países del sur y los países situados más al norte donde el cambio de la luz nos afecta más.
¿Con el Brexit, creéis vosotros que la Gran Bretaña ha dado la vuelta a los relojes por la última vez?
Fuente: Majorca Daily Bulletin Oct 25 2018 (www.majorcadailybulletin.com)