En estos días la iglesia católica recibe muchas críticas. A menudo escuchamos noticias negativas sobre el abuso sexual, el encubrimiento de delitos pasados, el poder del Vaticano etc. Esta semana quiero contar un pequeño ejemplo positivo el cual es reflejo de una experiencia reciente que tuvimos en Nerja cuando por la primera vez asistimos a una misa católica en la iglesia parroquial del pueblo. Encontramos allí un ambiente cordial e internacional. En este lugar la iglesia nos parecía una organización abierta y flexible, con una estructura que ayuda a los ajenos a la congregación a participar.
La razón por la que asistimos a la misa fue personal, no religiosa. El hermano de uno de nuestros amigos irlandeses es sacerdote. Father Michael es un hombre muy amable e inteligente que ahora tiene 78 años. Después de su carrera en la iglesia, y en colegios católicos donde fue profesor, vive ahora en una aldea pequeña en el oeste de Irlanda. Su hermano y su cuñada tienen una casa de vacaciones en Nerja, y le habían invitado a pasar dos semanas con ellos.
Father Michael conoce ya al cura párroco (un rumano) quien a la vez lo invitó a celebrar la misa y a dar el sermón. Como consecuencia ese día la congregación (con creyentes de varios países) disfrutaron un servicio con una estructura muy bien conocida, con una mezcla de idiomas: unas partes en español, unas partes en inglés, y unas partes en ambas lenguas. Para ayudar a todos a participar, la iglesia ofrece programas en varios idiomas mostrando el evangelio del día, y tiene pantallas electrónicas instaladas en las columnas para ayudar a todos los presentes a seguir el texto de los himnos.
Para mí fue una experiencia muy positiva de una iglesia flexible y que intenta dar la bienvenida a todos.