Continuando con mi reciente plática y con la discusión en clase acerca de la limpieza de nuestro ático, me interesó mucho ver un documental de televisión la semana pasada. Se trató de un estudio de fotografía en Bradford, cuyo dueño, al vender la empresa, estaba echando a la basura miles de placas de vidrio o negativos de retratos, cuando el nuevo propietario intercedió para que cesara de hacerlo más. Invitaron a historiadores locales y se dieron cuenta de haber descubierto una parte crucial de la historia social de Bradford y sus alrededores.
Habían logrado rescatar 17,000 retratos, fotografiados durante 40 años en el mismo estudio y con la misma cámara victoriana. Aquellos retratos registraron el cambio de una sociedad principalmente caucásica antes de la segunda guerra mundial a una sociedad mucho más cosmopolita. La mayoría de los patrones del estudio eran migrantes, los cuales venían una vez cada año para ser fotografiados para enviar sus retratos a casa, a sus parientes en sus países de origen, incluyendo Ucrania, Polonia, Letonia, la región Caribeña, Bangladesh, India y Pakistán.
En el documental, el equipo de rodaje siguió los historiadores de dos museos que buscaban a los sujetos de los retratos en sitios y eventos diversos como un club ucraniano, el comedor de los conductores de autobús y una celebración de Windrush. Muchas personas fueron reagrupadas con sus retratos o con los de sus parientes quienes se emocionaron al volver a verlos después de tanto tiempo. Hasta ahora, 10,000 de los retratos han sido digitalizados y siguen buscando a los individuos de estos retratos tan excepcionales. ¡Qué suerte que no se ha tirado este tesoro oculto!