El título del reciente libro por el historiador William Dalrymple, La Anarquía, se refiere a las aventuras de la Compañía Británica de las Indias Orientales durante su dominio de la India en los siglos XVIII y XIX. La compañía también operaba en otros países y, aunque tenía competidores en Francia y Holanda, era la más grande y se convirtió en la primera corporación multinacional del mundo.
El libro explica cómo esta corporación, cuyo único objetivo era ganar dinero, sorprendentemente llegó a gobernar la mayor parte de la India con su propio ejército privado. Su primer negocio fue la exportación de textiles a Europa, pero luego se expandió a otros mercados, incluida la venta de pólvora y té a los británicos y de opio a los chinos. Fue criticada por abusar de su poder, pero muchos en el gobierno británico tenían acciones en la corporación y bloquearon los intentos de restringir su poder. El gobierno británico se volvió tan dependiente de los ingresos de esta empresa y de su ejército privado que se le brindó apoyo financiero para evitar que se declarara en quiebra. Finalmente, la compañía fue privatizada y disuelta, pero solo después de haber gobernado una gran parte de la India durante 100 años.
Este libro me causó a comparar esta empresa con las multinacionales de hoy. Por supuesto, ahora están mejor reguladas, pero actualmente hay muchas más y dominan el comercio mundial, y los gobiernos de hoy enfrentan un dilema similar al del gobierno británico cuando trató controlar el poder de la Compañía Británica de las Indias Orientales.