Según un artículo de periódico que leí el sábado pasado, existe un movimiento ibérico que intenta cuidar la herencia del diseño gráfico en España y Portugal. Se inspira tanto por los museos de letreros en Berlín y Varsovia, como por el impacto sobre las ciudades de la recesión económica de 2008 y ahora la pandemia. Los fundadores del movimiento creen que los letreros comerciales que han forjado la identidad de sus ciudades ibéricas desde hace cientos de años, se encuentra en peligro. Hay proyectos que rescatan letreros cuando las tiendas y bares son clausuradas, para entonces catalogarlos y así crear un archivo vivo.
Hay muchas personas que sienten nostalgia de aquellas tiendas pequeñas y encantadoras en la calle principal. Por consiguiente, los antiguos letreros pueden ayudarles a conectar con recuerdos de su niñez, como por ejemplo visitas a tiendas con sus abuelos.
Me hizo pensar en una historia reciente más local, la de Jenners, el gran almacén en Edimburgo. Cuando las letras famosas de color dorado fueron quitadas del edificio protegido en el centro de Edimburgo hace una semana, provocó un clamor público. Edinburgh Rope Access, la empresa que las removió, había actuado siguiendo órdenes del inquilino del edificio, el Fraser Group. Sin embargo, la eliminación sin autorización violaba las normas de planificación, según el dueño del edificio, el cual tiene 183 años. Ahora el inquilino tiene que volver a instalar las letras porque el edificio icónico tiene importancia histórica.
Estas letras me recuerdan las visitas a Jenners que hacía yo cuando era niña con mi abuela y mi tía; mirábamos las decoraciones navideñas o tomábamos té de la tarde mientras observábamos las señoras de ‘Morningside’ que llevaban sus sombreros, ¡incluso en el café!