Recientemente visitamos Sheffield, la ciudad famosa por el desarrollo de acero inoxidable y la fabricación de cubiertos de alta calidad. En una zona industrial vieja, el museo de Kelham Island explica como la ciudad creció durante la revolución industrial, y da una perspicacia de las vidas de los trabajadores y las condiciones laborales.
Las fábricas del siglo XIX eran lugares peligrosos, pero lo sorprendente es ver fotos y leer entrevistas de la segunda mitad del siglo XX las cuales indican que aún había muchas tareas con riesgos graves:
• Echar (vaciar) acero fundido de tanques grandes, sin protección contra chispas que pudieran quemarlos hasta los huesos
• Colocar y sacar objetos debajo de martillos de vapor que oscilaban rápidamente
• Afilar cuchillos con ruedas de piedra sin gafas de seguridad en zonas con falta de luz y sin ventilación buena.
Perder dedos o un ojo era visto como una parte del trabajo, y la gente no se daba cuenta que padecían enfermedades pulmonares debido al aire que respiraban en las fábricas.
En 1961, la ley de las fábricas (Factories Act) empezó a cambiar las cosas, pero los mejoramientos principales siguieron la ley de la salud y la seguridad en el trabajo en 1974, la que forzó que los empleadores evaluaran los riesgos y los eliminaran dondequiera que fuera practicable.
Hoy en día muchas personas piensan que la salud y la seguridad se ha hecho demasiado importante, o ha hecho a el Reino Unido menos competitivo. Quizás ellos tienen un poquito de razón, pero no me gustaría intercambiar lugares con los trabajadores del pasado.