Me interesó leer un artículo esta semana acerca de La Calzada del Gigante (Giant’s Causeway) en el Condado de Antrim en Irlanda del Norte. Famoso por sus columnas hexagonales hechas de piedra de basalto, el Sitio del Patrimonio Mundial atrae a visitantes de todo el mundo. El Patrimonio Nacional, la entidad de conservación que mantiene y protege el sito, ha avisado que los visitantes dejen de seguir una tradición extraña.
Desde hace unos 40 años, muchos turistas ponen monedas en las grietas pequeñas entre las piedras, en búsqueda de buena suerte. Durante la última década, esta costumbre ha llegado a ser aún más popular. Sin embargo, las monedas de cobre, que tienen un núcleo de acero, y las monedas de acero niquelado, han dañado las piedras. Cuando las monedas se oxidan, un proceso acelerado por el rocío de agua salada, se expanden 3 veces su espesor y, por consiguiente, dañan la roca a su alrededor. Trazos de óxidos de cobre, níquel y hierro manchan esas piedras.
El Patrimonio Nacional tiene que emplear especialistas en conservación de materiales pétreos para eliminar las monedas sin dañar a las piedras. Se espera que la eliminación cueste más de 30,000 libras. Por eso, se publica una advertencia a los turistas de ‘no dejar rastro’ cuando visitan este sitio especial.
Este artículo me hizo recordar una visita a La Calzada del Gigante hace 35 años con un grupo de 12 niños de Edimburgo. A ellos les gustó mucho saltar sobre las columnas hexagonales de distintas alturas ¡pero no recuerdo las monedas!
¿Habéis visitado el sitio?
Coins
in the Giant's Causeway | National Trust