Durante los días lluviosos actuales, uno de los pasatiempos favoritos de mi esposa y mío es ir a un restaurante modesto para almorzar, quizás en un centro de jardinería, un pub o un supermercado. Generalmente, elegimos comidas sencillas y sin pretensiones, lo que podemos llamar comida reconfortante.
No existe una definición consensuada de comida reconfortante, pero para mí, es cualquier plato que brinda una sensación de calidez, nostalgia y bienestar emocional, a menudo vinculado a recuerdos personales o tradiciones culturales. Suelen ser ricos, sustanciosos y familiares, aunque los expertos en gastronomía podrían burlarse de su falta de sofisticación y su aparente falta de valor nutricional.
Por ejemplo, me gusta desayunar un plato de gachas de avena sin nada añadido, solo un poco de leche. Me resulta cálido y me recuerda a mi infancia, pero estoy seguro de que los expertos dirían que no tiene sabor y carece de textura.
En una de nuestras visitas para almorzar hace unas semanas, disfruté de un pastel de macarrones. Es un plato horneado, popular en Escocia, hecho con macarrones, queso y huevos. Se lo comenté a mi hermana y se horrorizó con mi elección; le pareció poco saludable y poco apetitoso. Otro plato que he disfrutado es un sándwich tostado con queso y frijoles, (un bocadillo hecho con pan tostado, queso derretido y frijoles horneados calientes). De postre, me encanta el crumble de manzana con natillas, un postre clásico que combina manzanas calientes y especiadas con una cobertura dorada y crujiente.
Sería genial saber qué consideráis vosotros como comida reconfortante. ¿Es un placer culpable para vosotros o algo esencial para vuestro bienestar?