Cuando era pequeño, si me comportaba mal, me decía mi madre
¨¡Para! ¡para que el coco no te lleve!"¨
Un día, le pregunté: "No te creo, ¿quién es ese coco?¨
Mi madre tuvo que improvisar. Ella señaló un letrero que colgaba fuera de una licorería: ¨Mira. Está allí. Entonces, ¡para! o él te cogerá, te envolverá con su capa grande y te habrás ido¨.
¨¡Para! ¡para que el coco no te lleve!"¨
Un día, le pregunté: "No te creo, ¿quién es ese coco?¨
Mi madre tuvo que improvisar. Ella señaló un letrero que colgaba fuera de una licorería: ¨Mira. Está allí. Entonces, ¡para! o él te cogerá, te envolverá con su capa grande y te habrás ido¨.
En 1928, la compañía Sandeman quería un icono. Mi coco, la famosa silueta del Don con sombrero español y la capa negra del estudiante portugués, fue creado por un artista ingenioso para representar el comercio principal de la empresa:vinos de alta calidad de Jerez y de Porto.
En esa época, las obras de arte francés eran muy prestigiosas y la compañía buscaba un artista francés. Para conseguir el contrato, el listo artista engañó a la compañía al firmar su obra como G. Massiot. De hecho George Massiot Brown era escocés, irónicamente, como fue el fundador de la compañía George Sandeman.
Pues, este verano finalmente visité a el coco en su bodega (o cueva) al lado del rio Duero, probé un oporto blanco seguido por un rubí, y bromeé sobre las numerosas veces cuando me escondía de ese póster aterrador.