En una plática reciente os di una lista de cosas extrañas las cuales encontramos mientras ordenábamos el sótano. Entre ellas, lo más inesperado debe ser el kadhai, que parece haber pertenecido a mi padre a pesar de que nunca cocinó platos indios.
Recibió los papeles del reclutamiento en 1941, y después del entrenamiento en Preston fue al frente occidental en Europa. Por ser panadero, fue elegido para ingresar al cuerpo de 'cáterin' y sus notas de entrenamiento nos entretienen mucho. Por ejemplo, explican cómo construir un horno en un campo. También muestran que los cocineros no solo cocinaban: "lleve el fusil con la bayoneta afijada a todos lados, incluso al ir al aseo".
Después del fin de la guerra en Europa, regresó a Aldershot para entrenar de nuevo antes de partir hacia el lejano oriente. Afortunadamente, los japoneses se rindieron antes del viaje por barco el cual tuvo paradas en los entonces Bombay, Madrás y Singapur, entre otros lugares, y sus deberes al llegar en Hong Kong fueron civiles.
Como a muchos soldados, no le gustaba hablar sobre sus experiencias, pero era obvio que había visto los horrores, especialmente en aquellos lugares que los japoneses habían ocupado. Respetábamos su silencio sobre esos asuntos, y ahora solo podemos adivinar los detalles. Sin embargo, tenía cuentos divertidos de su tiempo en Bombay y Madrás, el que debió haber disfrutado: pícnics familiares indios en la calle, carteristas, y las águilas de Madras que bajaban en picada para robarles los bocadillos. A lo mejor adquirió el kadhai como un recuerdo.
Nunca sabremos, pero ¡es muy útil!