La semana pasada, una residencia en Tullibody fue multada £640,000 después de que una anciana en su cuidado comió un pedazo de donut (dona) y murió por asfixia. Además de sufrir los efectos de una apoplejía, la anciana tenía demencia y corría el riesgo de atragantarse. No debían haberle dado comida sólida, pero algunas cuidadoras se habían acostumbrado a darle "chucherías".
Mi propia madre me rogaba que la asesinara antes que la pusiera en una residencia. Sin embargo, cuando mi padre ya no la podía cuidar más tiempo, tuve que decir "no" a su ruego. Unos años más tarde, mi suegra acabó en una residencia también. En ambos casos, fue obvio que se habían deprimido allí dentro en poco tiempo, y faltaban razones para seguir viviendo. Notamos en particular que mi suegra odiaba la comida - todo en forma de puré y tibio, debido a que ella había padecido una apoplejía - y nos preguntamos por qué todo lo que comía tenía que ser tan insípido.
Esto hace preguntarme sobre qué es lo más importante: ¿la calidad o la cantidad de vida? Es posible que algunos de nosotros terminemos en lugares parecidos, por lo tanto me pregunto lo siguiente: ¿cuáles cosas podrían hacer que nuestros años finales valgan la pena de seguir viviéndola? Quizás es la hora de decir a nuestros hijos lo que sería aceptable:
· ¿Alojarme con gente que tenga intereses semejantes?
· ¿Qué preparen mis recetas favoritas y me las sirvan caliente?
· ¿Qué yo pueda escuchar música y ver las películas que a mí me gustan?
· ¿Cuáles otras ideas tienen los avanzados?