El primero de junio es una fecha importante en Glasgow porque entró en vigor la ley relativa a su zona de bajas emisiones. La ciudad sigue el ejemplo de Londres y otras varias ciudades en Inglaterra, como Oxford y Birmingham, que tienen ya sus zonas. Tales zonas se han establecido para restringir el acceso, la circulación y el estacionamiento de ciertos vehículos para mejorar la calidad del aire y proteger la salud pública. En el centro de Glasgow, en particular en la calle Hope, desde hace mucho tiempo la contaminación vehicular ha superado las normas, lo que resultó en la decisión del gobierno escocés de abordar el problema.
En general los vehículos de gasolina matriculados a partir de 2006 y los vehículos con motor diésel matriculados después de septiembre de 2015 cumplirán con los normas exigidas. Habrá unas excepciones, por ejemplo, los vehículos de emergencia, las motos y los ciclomotores. Además, un titular de ‘una insignia azul’, lo que significa que el conductor es discapacitado, recibirá una exención. A los residentes que viven dentro de la zona se les ha dado un año más para cumplir con la ley.
Cualquier incumplimiento de la ley dará lugar inicialmente a una multa de £60, que puede llegar hasta un máximo de £480 si el conductor de un vehículo que no cumple las normas sigue entrando a la zona.
Naturalmente, hay oposición a la ley, por ejemplo de pequeños negocios o de personas que trabajan en el comercio de la hospitalidad porque ingresan regularmente al centro de la ciudad. También, aquellos que tienen un vehículo viejo y que no pueden permitirse el lujo de reemplazarlo serán afectados. Por otro lado, la nueva ley podría ser una carga adicional para la gente que vive en áreas rurales con malas conexiones de transporte público,
Otros países ya han introducido una ley similar, y en el breve video mencionado se explica la situación en España.
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