Si habéis visitado el Museo de Historia Natural en Oxford, ciertamente habréis visto el famoso dodo, cuya especie se extinguió rápidamente a finales del siglo XVI. El dodo era un ave no voladora que se alimentaba de fruta y anidaba en el suelo. Descubierta por marineros holandeses, la especie fue capturada y destruida, no sólo por los marineros sino también por los animales que vinieron con ellos en sus barcos. Este triste final para el dodo ha sido el destino de otras aves a lo largo de los siglos, y los últimos datos sobre la disminución global de la población de aves han hecho sonar las alarmas.
Según un estudio en 2023 publicado por el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, el ser humano ha eliminado unas 1.400 especies de aves o el 12% a lo largo de la historia moderna de la humanidad. Se han aducido varias razones para explicar esta diminución, por ejemplo, la deforestación, la caza excesiva y la introducción de especies invasoras. Además, el cambio climático, la agricultura intensiva y la contaminación han intensificado este declive de aves. También, la extinción tiene más implicaciones amplias para la biodiversidad, es decir, unas funciones clave como la dispersión de semillas y la polinización que son esenciales para la supervivencia de muchas plantas y animales.
La investigación presentó estadísticas que subrayaron esta impactante pérdida y, en particular, una cifra significativa indicó que ‘En la actualidad sólo quedan 11,000 especies de aves, de las que otras 700 podrían extinguirse en los próximos cientos de años’.
Depende de nosotros salvar tantas especies como sea posible o, como el dodo desaparecido, nuestras aves ya no adornarán nuestro entorno ni aparecerán en los parques y los jardines. Los cielos se vaciarán.
¿Tenéis alguna sugerencia para la protección de las especies de aves?
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