Cada 6 de enero, después de desmontar los adornos navideños, incluso las tarjetas, por costumbre siempre separo ‘las tarjetas con noticias’ de las que no contienen noticias. Entonces, llevo las tarjetas ‘vacías’ al centro de reciclaje, y las demás, las reservo hasta que yo las conteste (hasta que las pueda contestar).
Sin embargo, más y más (cada vez más) me doy cuenta de que actualmente es raro recibir o escribir cartas con excepción de la Navidad y los cumpleaños. A pesar de ello, este año he descubierto mucho al leer las noticias en las tarjetas. Parece que los amigos que escriben sus noticias en las tarjetas de Navidad quieren reflexionar antes de escribir y describir las experiencias del año pasado de una manera distinta y más profunda que su comunicación cotidiana electrónica. Tiene más sentido este tipo de comunicación y parece que es dirigido con más consideración a la persona a quien se escribe.
La comunicación ha cambiado muchísimo durante los diez o quince últimos años. Estar en contacto con los amigos o con la familia hoy día quiere decir mandar un mensaje de texto o compartir fotos por Facebook o Instagram. Si no es posible reunirse con una amiga a causa de la distancia geográfica por ejemplo, creo que hay menos contacto significativo que antes. Hace cinco o diez años, escribía yo muchas cartas y también llamaba regularmente a mis amigos, a mis hermanos y a mis padres, mientras hoy día nos mantenemos en contacto por email o texto, lo que es mucho más práctico, es cierto, pero lo que es también mucho menos satisfactorio e íntimo.
Por lo tanto, uno de mis buenos propósitos del Ano Nuevo (además de aprender el español) es escribir más cartas y llamar con más frecuencia a mis amigos para conversar. Una revolución de la correspondencia y comunicación, o mejor dicho una revolución contra la comunicación corta como Twitter!