Hoy día en España hay muchos pueblos aislados y poco poblados que corren el riesgo de desaparecer completamente del mapa. Despoblación, desempleo y falta de servicios básicos les prometen un futuro muy negro.
Aun más, España es uno de los pocos países de la UE que aún no dispone de un programa nacional específico en este terreno. En España Edelmira Barreira fue elegida hace un año para ejercer la posición de Comisionada para el reto demográfico. Ella ha prometido presentar pronto una estrategia nacional en materia demográfica que tratará de cuestiones como el envejecimiento de la población, de la inmigración y de la despoblación.
De hecho, hoy en día existen dos Españas, por un lado existe una compuesta por Madrid y la costa, que están bien pobladas y son bastante ricas, y por otro lado está el interior que está poco poblado y es pobre. El problema principal es que es muy difícil inventar soluciones concretas y viables para los retos de los pueblos en riesgo.
El problema de los entornos rurales es que el flujo demográfico de entrada no compensa el de salida, y se agrava cuando la diferencia entre nacimientos y muertes no compensa el saldo migratorio negativo. Las consecuencias se traducen en una pérdida constante de consumidores, mano de obra, “masa crítica” y economías de escala para la provisión de bienes y servicios. Además la geografía juega en contra de los pueblos españoles. En Francia que se enfrenta al mismo problema la cercanía permite comunicaciones bastante buenas mientras que en España las zonas rurales son muy aisladas por las cadenas de montañas y están lejos de otros centros de populación más grande.
Qué pena que los pueblos rústicos españoles de nuestros sueños puedan desaparecer en corto plazo para siempre.
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