Durante siglos hemos construido ciudades de piedra, ladrillos, concreto y asfalto, materiales los cuales no absorben la lluvia, con alcantarillas de tormenta grandes que llevan el agua a los ríos o hasta el mar para evitar inundaciones.
Ahora Berlín está transformándose en una ciudad la cual se comporta como una esponja por medio del cubrimiento de las calles y los techos y las fachadas de edificios, con césped y plantas. El césped absorbe el agua, la cual se evapora al regreso del sol, imitando a la naturaleza y así manteniendo fresca la ciudad durante el verano. Ya hay barrios que parecen verdes en vez de grises, donde los residentes observan que hace más fresco que en el centro de la ciudad cuando hace sol.
En Asia, las olas de calor y las inundaciones se están empeorando cada vez más debido al calentamiento global. Los chinos también esperan que puedan proteger su medioambiente al construir ciudades de esponja, y ya han creado una zona verde en Shanghái.
En nuestro país el agua de lluvia y las aguas residuales suelen compartir las mismas cañerías, que causa contaminación después de una lluvia intensa. No sé si una ciudad de esponja funcionaría bien aquí debido a la falta de sol, pero al menos ayudaría a resolver ese problema.