Durante esta temporada alta de vacaciones, hay muchos reportajes acerca de los turistas que caen víctimas de estafas en ciudades como por ejemplo Barcelona y París. Parece que crímenes cometidos en pandillas organizadas tienen lugar más y más frecuentemente.
Puede ser que una ley española haya exasperado esta situación. Si alguien roba algo que vale menos de 400 euros, y si es arrestado, solamente hay que pagar una multa de 50 euros. Es decir, no es un delito. Además, no importa cuántas veces reincide, porque estas faltas nunca son acumulativas. Por lo tanto, los ladrones, los cuales operan principalmente en bandas, se comportan como si estas faltas son solamente los impuestos; o sea, las faltas no parecen tener ningún efecto disuasorio.
Unos ejemplos recientes de timos en Barcelona incluyen el de los excrementos de pájaros. Una familia se acerca a un turista con un carrito de niños y al mismo tiempo se escucha a los pájaros cantando. El ‘padre’ pregunta al turista si podría limpiar el excremento de su chaqueta, a lo que responde ¡claro que sí!, mientras que los otros miembros de la familia aprovechan de esta oportunidad para arrebatar la bolsa del turista. ¿Qué hay en el carrito? ¡Espuma en aerosol (el ‘excremento’) y un aparato como un iPod para tocar el canto de aves!
Otra estafa común es el de la sortija de oro, lo que me pasó una vez en París. Una mujer enfrente de mí se inclinó para recoger del suelo una sortija, y me preguntó si era mía. Cuando le dije a ella que no, explicó ella que debería ser muy valiosa y trató de vendérmela. Rehusé yo su oferta, pero cinco minutos más tarde, ella repitió lo mismo con otra turista. La sortija no era de oro sino una muy barata.
¿Habéis oído, o aun sido víctimas, de unas estafas durante las vacaciones en otros países?