Esta semana estamos en la costa, disfrutando del buen tiempo en Fife. Ayer dimos un paseo por la orilla del mar, no lejos del apartamento que alquilamos. Pasamos una hora muy agradable allí, tentando de llenar el crucigrama más reciente, individualmente por supuesto y sin la ayuda del diccionario. Os puedo contar y confesar que no acabamos la tarea.
Durante nuestro periodo de descanso fuimos también testigos de un cuadro que nos encantó. La costa estaba casi desierta, y muy tranquila. Pero vimos un pequeño grupo, un señor mayor y tres niños, gozando del sol en el litoral rocoso donde hay muchos pequeños estanques. De hecho no los conocemos, pero me figuro que el señor sea el abuelo de al menos de uno de los chicos. Los niños llevaban puestos pantalones cortos y sombreros de ala ancha. Tenían redes y buscaban crustáceos y otros tesoros del mar. Fue un cuadro atemporal.
La escena podría haber tenido lugar en cualquier época. Me acordé de las vacaciones de mi infancia. En este periodo no poseíamos muchos aparatos sofisticados, y ningún dispositivo electrónico. Pero durante un periodo de buen tiempo podíamos pasar muchas horas afuera sin aburrirnos. Fue un placer ver que este tipo de vacaciones continúa ahora.