Encontré difícil de creer la noticia que la escuela de arte de Glasgow se había incendiado por segunda vez en tan pocos años, más aún al oír el nombre de la empresa la cual llevaba a cabo las obras de restauración.
El centro de ocio DG1 en Dumfries se abrió tarde en 2008 después de una serie de contratiempos. Pronto se hizo evidente que las £17M pagadas por el cabildo no se habían gastado bien. El centro se cerró en 2014 después de muchas interrupciones debido a defectos menores y a problemas estructurales que surgían. Es posible que se abra de nuevo en 2019, pero se ha estimado que las reparaciones costarán más de £19M. ¿Y la empresa de construcción fue ... ?
De hecho, desde el empiezo del siglo, han habido numerosos fracasos caros entre contratos públicos encomendados a contratistas grandes de gestión:
• Las 17 nuevas escuelas en Edimburgo – cierres y preocupaciones en curso sobre la seguridad de maestros y alumnos después del derrumbe de una pared en Oxgangs
• El revestimiento de rascacielos en Londres y otras ciudades británicas
• El tranvía de Edimburgo
• El aumento inexplicado de costos de £37M a £85M seguido por el cierre temporal y las £17M por reparaciones después de la apertura del ferrocarril entre Stirling y Alloa
• Los numerosos defectos que contar entre proyectos en Scottish Water, incluso las válvulas en Edimburgo las cuales he hablado en pláticas anteriores.
¿Por qué ha sobrevivido la empresa que construyó DG1, o peor aún al ser encomendada con un edificio del patrimonio nacional? Parece que las grandes compañías se han vuelto inmunes a la responsabilidad, de manera que la gente tiene que pagar siempre, a veces con la vida. Debería ser un escándalo nacional.