Esta fin de semana nos alojamos en un hotel, La torre del reloj de Kimpton. en Manchester, esta fue, anteriormente, la sede de una empresa de seguros. La compañía de seguro Refuge había gastado espléndidamente el dinero de sus clientes para construir un gran monumento de arenisca roja el cual dominó la silueta de la ciudad. Adentro tiene escaleras de mármol y pasillos altos revestidos de azulejos. Según paseábamos por el centro de la ciudad, vimos varios otros edificios estupendos construidos por empresas prestigiosas victorianas de seguros.
Los victorianos poderosos se hacían inmortales al erigir estructuras como las sedes de empresas y las estaciones de ferrocarriles las que sobrevivirían a lo largo de los años después de morir, incluyendo los ingenieros y los arquitectos quienes diseñaron los sistemas de suministro de agua de la época.
La primera obra que visité como ingeniero joven fue la estación de bombeo Strentham de Thames Water, la cual había suministrado agua a la zona local desde el siglo XIX hasta los 1980s cuando la red circular fue construida. Construyeron una nueva estación subterránea con bombas grandes y alojaron el nuevo equipamiento eléctrico dentro de los edificios antiguos.
También he visitado un par de estaciones impresionantes de bombeo de Severn Trent Water, llamadas Hatton y The Bratch, las cuales originalmente contenía bombas impulsadas por motores de vapor. Sin embargo, en Escocia es difícil encontrar ejemplos semejantes. De hecho, lo más notable es quizás el edificio de estilo toscano que contiene las antiguas obras de tratamiento en North Third, fuera de Stirling.
Otros ejemplos se han derribado, como los filtros en Alnwickhill en Edimburgo. Dudo que hubieran permitido eso en Inglaterra, pero a lo mejor es por la abundancia de agua que la gente escocesa valora menos el patrimonio asociado con ella.