‘Shakespeare and Company’, una de las numerosas librerías que tuvieron que cerrar el año pasado durante el cierre, pidió ayuda públicamente para instar a sus lectores a comprar un libro en noviembre. Afortunadamente, la respuesta a este llamamiento fue abrumadora; estudiantes, donantes generosos e incluso el ex Presidente de Francia, Francois Hollande ofrecieron su apoyo a esta histórica librería parisina.
No es la primera vez en su historia fascinante que la tienda (que data de 1919) ha enfrentado dificultades. En 1941, la librería se vio forzada a cerrar durante la ocupación alemana de París. La entonces dueña, Sylvia Beach, fue encarcelada por los Nazis durante 6 meses. Finalmente, en 1951, en el cuarto centenario de William Shakespeare, un estadounidense que se llamaba George Whitman, abrió lo que hoy día se llama ‘Shakespeare and Company’. Se venden libros nuevos, antiguos y de segunda mano y también hay una biblioteca gratuita en el primer piso.
A lo largo de los años, muchos escritores y poetas notables han visitado la tienda, incluso James Joyce, Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, Paul Valery y T.S. Eliot. Además, la librería acoge gratuitamente huéspedes, también llamados ‘plantas rodadoras’; deben ser aspirantes a escritores, y tienen que leer un libro cada día, escribir una página autobiográfica para los archivos y ayudar en la tienda. Es evidente que la librería es fiel a su lema (véase el título arriba); hasta la fecha, 30,000 personas han dormido en sus camas, ubicadas detrás de los estantes.