De vez en cuando vamos al cine con otra pareja. Normalmente mi amiga Carolina estudia los comentarios de los críticos, y nos propone pelis que probablemente nos gustarán. La última vez eligió “A man called Otto” y aceptamos su propuesta porque el tráiler parecía interesante y divertido, y porque el actor principal, Tom Hanks, nos gusta. Qué sorpresa me llevé cuando al inicio de la proyección la clasificación de la peli nos advertía que se trataba el tema de suicidio.
Este mes Carolina nos sugirió un filme bastante nuevo que se llama “Tár”. Ella no estaba segura de que el filme nos gustaría a todos, pero había visto opiniones positivas sobre la actuación de la actriz Cate Blanchett. De nuevo aceptamos su propuesta, pero en el día de la presentación noté por internet que la peli duraría 2 horas 37 minutos y me di cuenta de que sería una velada bastante larga. De camino al MacRobert, decidimos que, si la peli resultaba muy mala, sería aceptable salir sin ver la conclusión.
Lo que nos sorprendió fue que empezó con los créditos. Durante casi 10 minutos la pantalla nos presentó reconocimientos de cada individuo que había ayudado a dar luz a la obra. Sentimos alivio cuando finalmente apareció Cate, quien interpreta el papel principal, una directora de orquesta que se llama Lydia Tár. Desafortunadamente, durante casi 30 minutos ella nos ofreció monólogos muy académicos y rarificados sobre el mundo de los músicos clásicos. Para amateurs de la música como nosotros fue muy aburrido.
¿Qué hacer? ¿Salir discretamente, o quedarnos en el teatro? Decidimos permanecer en el cine hasta el final, y a decir la verdad fue una película interesante, con una villana muy compleja.
¿Alguna vez te has marchado de un concierto o de una obra de teatro? ¿En tal caso, por qué te fuiste?