Es jueves, 28 de febrero. Mañana por la mañana Robert y yo iremos al contado de Fife, para pasar el fin de semana allí. Por lo que respecta a nuestras pláticas, nos gustaría acabar de enviar los deberes a Noé antes de salir. Por eso, trabajamos para una entrega inmediata.
Como sabéis, ahora intentamos evitar las noticias británicas, especialmente las que están relacionadas con el Brexit. Son demasiado confusas, y estresantes. Después de mirar los debates en nuestro parlamento, nos sentimos completamente deprimidos e impotentes.
Ayer, después de ver varias noticias en la cadena norteamericana, CNN, me di cuenta de que, si yo fuera americana, me sentiría todavía mas deprimida. No me gusta el presidente Trump, y yo no habría votado por él. Pero es escandaloso que Cohen, el exabogado de Trump, describa a su presidente como racista, estafador y tramposo. Aunque Cohen sea escurridizo y mentiroso, yo pienso que él conoce bien a su antiguo jefe. Si yo fuera miembro del partido republicano, me avergonzaría oír su testimonio. Diría, como lo hizo Alan hace 2 años: ¿Qué hemos hecho?
Pocas horas más tarde, vimos una rueda de prensa desde Hanoi, con el mismo presidente Trump. Anunció que no había sido posible llegar a un acuerdo con Kim. En vez de hablar de las armas nucleares, el supuesto asunto de la cumbre, Trump nos aseguró que Kim es un buen tío y que el país, con su costa espectacular, puede ser desarrollada con gran éxito. Trump muestra una vez más que se comporta como hombre de negocios y constructor de hoteles, y no como hombre de estado.