En mi reciente visita a París, me alojé en un hotel en un área al oeste de la ciudad llamada La Defensé, que es un moderno distrito de negocios con nuevos edificios impresionantes hechos de vidrio y acero, incluido el icónico Grande Arché. Esto contrasta con mi última visita en 2018, donde me alojé en una habitación estrecha en un pequeño hotel en el antiguo barrio judío de Marais, que tiene calles estrechas que irradian desde La Place de La Bastilla con boutiques de moda, cafés, y tiendas pequeñas como las “boulangeries” (panaderías). Entre estas dos áreas se encuentra la arquitectura familiar de París diseñada por el barón Hausmann a finales del siglo XIX y principios del XX, los amplios bulevares arbolados, los edificios elegantes e imponentes que comparten características comunes, como fachadas de piedra crema y ventanas francesas con postigos de madera y rejillas ornamentales de acero.
Según un guía
turístico en un crucero que tomé por el río Sena, muchos parisinos critican la
arquitectura moderna de La Defensé y del barón Haussmann y prefieren las calles
estrechas del viejo París. Dicen que una gran parte del encanto de París se
destruyó cuando despejaron los barrios marginales medievales para dar paso a
diseños modernos.
Simpatizo con los
lugareños que sienten que los turistas y las grandes empresas están definiendo
la arquitectura de la ciudad, pero creo que París ha logrado un buen equilibrio
de estilos arquitectónicos y esto la ha ayudado a convertirse en una de las
ciudades más visitadas del mundo. Me gusta la majestuosidad de la ciudad del
Haussmann, estoy feliz de disfrutar la comodidad de una espaciosa habitación de
hotel en La Defense y me encantan los cafés en las aceras de la ciudad vieja.
El hombre que arrasó con el París antiguo
y lo convirtió en la Ciudad Luz