El miércoles pasado Theresa May finalmente
tomó la decisión, que por décadas varios primeros ministros británicos habían eludido.
El Gobierno había dado luz verde a una tercera pista en Heathrow, lo que
confirmaba que el aeropuerto de Londres del oeste estaría en el centro de los
planes de ampliación de capacidad del aeropuerto en el sureste de Inglaterra.
Sin embargo, minutos después de que se hizo la decisión, miembros de su propio
partido fueron expresando su oposición. Boris Johnson proclamó que el plan no podía ser realizado y Zac Goldsmith anunció su decisión de dimitir del partido
conservador provocando así una elección en su distrito electoral de Richmond
Park. Otros diputados conservadores con distritos electorales bajo la
trayectoria de vuelo de Heathrow también se oponen al plan. Hasta hace poco
Teresa May se había opuesto a la expansión, preocupada por el impacto de la
contaminación de ruido adicional en sus electores.
Muchas personas dudan de que se construirá (constuya) la
tercera pista. Por ejemplo, Willie Walsh, Presidente de IAG, la compañía que
posee British Airways, Iberia y Aer Lingus y que es responsable de más del 50%
de todos los vuelos desde Heathrow, es escéptico del proyecto también. Él duda
que el sea el proyecto pueda completarse sin levantar las tasas de aterrizaje,
a pesar de las garantías que los propietarios de Heathrow ofrecen en este
respecto. Una situación la cual no sería aceptable para el presidente (¿la primera ministra?)
quien pudiera decidir por fin que “Gatwick obviamente”, es la opción mejor.