Ayer en mi oficina recibí un correo electrónico de España, en el cual la remitente me pidió la permisión (la autorización para) de traducir unos de nuestros folletos en español. Trabajo para una sociedad benéfica que se llama Dyslexia Scotland y esta señora escocesa me explicó que antes de mudarse a España su hijo había sido identificado como disléxico y que había utilizado mucho nuestros folletos. Ahora ella está trabajando como voluntaria para una sociedad española que ayuda a las personas disléxicas. A su parecer, no hay tantos recursos para los niños disléxicos en España como aquí en Escocia.
Es estimado que al menos una de cada diez personas en el mundo es disléxica. Asimismo, otros estudios muestran que 25% de los emprendedores y 60% de los presos son disléxicos. No tiene nada que ver con la inteligencia. Es de por vida y por lo general es hereditaria. Aunque existe en todos los países, los idiomas fonéticos, como por ejemplo español, son más fáciles de aprender para una persona disléxica.
La mayoría de la gente diría que la dislexia es un problema asociado con la escritura, lectura y ortografía. Sin embargo, muchas veces las características secundarias, como la memoria de trabajo, procesar la información, seguir instrucciones y organizarse son más problemáticas día a día. Por consiguiente hay muchos adultos cuya dislexia no es determinada sino hasta que sus niños muestran problemas. Sin embrago, hay otras características secundarias más positivas que los disléxicos pueden mostrar, tales como la creatividad, pensamiento lateral y aptitudes para resolver problemas.
Lo importante es aumentar el conocimiento sobre la dislexia entre profesores, empleadores y el público. Es preferible el apoyo temprano y desarrollar las características positivas de la dislexia que las consecuencias duraderas como baja autoestima, bajos niveles de alfabetización y desempleo o bajo rendimiento en las escuelas o en el trabajo.
Fuentes para consultar