Espero que tengáis el tiempo para ver un video y quizás leer un artículo reciente de BBC Mundo (ver más abajo). Se tratan de un pueblo en el norte de México, no lejos de Monterrey, que se llama Pesquería. Durante los años recientes, la región ha recibido enormes inversiones extranjeras, gracias a la construcción de fábricas automovilísticas. En el centro del desarrollo de la zona se halla la empresa coreana Kia, y el artículo nos describe el impacto de la llegada de miles de coreanos en este lugar rural.
Lo que me interesó fue el comentario que ofrece sobre las diferencias culturales entre la gente local y los recién llegados. En general, parece que los dos grupos se llevan bien, a pesar de que tienen modos de vivir bastante distintos. (Por ejemplo, el video nos muestra un servicio en la iglesia evangélica coreana, y supermercados y restaurantes coreanos.) Los coreanos hablan con cariño de sus vecinos mexicanos, describiéndolos como personas amistosas y amables (excepto detrás del volante). Un señor explica que le encanta el hecho de que en las calles los mexicanos les saludan con la mano y les dicen “hola”. Admiran la cultura familiar en México, y el estilo de vida optimista que han encontrado allí.
El mayor problema para la mayoría de los coreanos es entender la noción del tiempo. En Corea hay mucha presión, y una frase muy común es “pali, pali” (es decir, “rápido, rápido” o “date prisa”). La palabra “ahorita” crea mucha confusión en la mente de los coreanos. Aunque parece similar a las palabras “ahora” o “de inmediato”, han descubierto que significa algo mucho más lento y muy flexible, y una chica coreana bromea que es posible traducirla como “un día”, o incluso “antes de morir”.
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